Que nadie suelte la soga: un enfoque para la creación de equipos de alto desempeño
Cada año repetimos un rito. Dani, de contenidos, se comunica conmigo y me dice: “Gabriel, te animás a escribir algo sobre…” este año no ha sido la excepción. Lo sorprendente estuvo al final de la frase “…escribir algo sobre cosas que viste en clase y aprendiste vos con los participantes. Podría ser algo más personal esta vez, ¿te parece?” “¡Wow!”, pensé. ¡Qué desafío para alguien que se formó en las Ciencias Económicas y educó sus reacciones en el mundo empresario! Ocupar cargos gerenciales y hablar de experiencias personales: la receta de una combinación prohibida.
A pesar de esto, el pedido resonó en mí varios días y me dije: “¿Por qué no? ¿No es hora de que nos reconozcamos como personas, sin importar del ámbito del que se trate?” Así que aquí estamos.
En el transcurso de los encuentros apelamos a distintos elementos. Se trata de herramientas que facilitan los aprendizajes, pueden ser juegos, dinámicas, videos, construcciones colectivas, por mencionar algunas. Entre esas hay una en particular que me resulta particularmente atractiva: el juego de la soga. Consiste en pedir a los participantes que se sienten en ronda y pasarles una soga, que cada uno debe tomar con ambas manos. Luego se les pide que todos, al mismo tiempo, traten de levantarse sosteniéndose sólamente con la soga.
El desafío suena imposible apenas se presenta, pero la experiencia demuestra que se puede. Por último, cedemos el rol de líder a uno de los participantes y de las indicaciones para hacer el ejercicio. Cada uno toma esa tarea de acuerdo a sus características y siempre lo hace con éxito. Siempre funciona, siempre se puede.
A fin de cuentas, el desafío es simple. No importa cuántas veces lo hagamos, siempre me ha parecido una magnífica representación de los equipos de trabajo. Hay participantes que se destacan, son más ágiles, más rápidos, más decididos. Su equivalente organizacional serían aquellas personas que llamamos ‘talentos’. Nuestra literatura empresarial y cultural está llena de recetas y fórmulas para retener a esos talentos. En líneas generales, estoy de acuerdo. Es bueno prestarle atención a las personas que se llevan la delantera en nuestros equipos de trabajo.
Al mismo tiempo, hay algo que hace ruido en esa afirmación: ¿Eso es todo? ¿La organización va a ser exitosa sólo gracias a las excepciones? ¿Qué es lo que hace que un equipo sea de alto desempeño?
¿Cuál es la palabra clave ‘talento’ o ‘equipo’? Volvamos al juego y pensemos qué pasaría con el desempeño de los destacados si los demás sueltan la soga. No es difícil de deducir: no logran el objetivo, se caen con seguridad. La experiencia del juego siempre es exitosa porque así como hay personas que destacan, que son más rápidas o más ágiles; también hay quienes sostienen, quienes saben que no van a llegar primero pero igualmente se comprometen con su equipo, ayudan a los demás, nunca dejan de esforzarse ni de tensar la soga.
Este redescubrimiento me emociona.
Terminamos el juego preguntándonos qué aprendimos. Comparto con ustedes mis aprendizajes personales:
- La palabra clave es equipo.
- Los buenos líderes tienen que desarrollar la capacidad de mirar a cada uno de los miembros del equipo de acuerdo a quién es y el rol que tiene.
- Darle sentido y propósito a lo que se hace, ayudar a las personas a sentirse parte del equipo, reconocer y hacerle saber a cada uno que es importante, eso hace al éxito del equipo.
Tengamos esto en cuenta y veremos cómo nadie suelta la soga.
Etiqueta:construcción de equipos, management, recursos humanos